El tiempo necesario para experimentar los beneficios de incorporar la leche de quinoa a la dieta puede variar según varios factores, como el estado de salud inicial, la cantidad y frecuencia del consumo, y los beneficios específicos que se esperan obtener. Sin embargo, algunos estudios científicos han proporcionado información sobre los plazos aproximados en los que se pueden observar ciertos beneficios.
Beneficios nutricionales: Según Mäkinen et al. (2015), los beneficios nutricionales de la leche de quinoa, como el aporte de proteínas, minerales y antioxidantes, pueden percibirse relativamente rápido, incluso en cuestión de días o semanas, dependiendo de la cantidad consumida y el estado nutricional previo.
Beneficios para la salud digestiva: Repo-Carrasco-Valencia et al. (2010) sugieren que la leche de quinoa, debido a su contenido de fibra y compuestos bioactivos, puede ayudar a mejorar la función digestiva y la regularidad intestinal en un plazo de 2 a 4 semanas de consumo regular.
Beneficios para la salud cardiovascular: Vega-Gálvez et al. (2010) indican que la leche de quinoa, rica en compuestos antioxidantes y ácidos grasos saludables, puede contribuir a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, estos beneficios pueden tardar de 4 a 8 semanas en manifestarse, dependiendo de factores como el nivel inicial de riesgo y la cantidad consumida.
Beneficios para la salud ósea: Según Mäkinen et al. (2015), la leche de quinoa contiene cantidades significativas de calcio, magnesio y fósforo, nutrientes esenciales para la salud ósea. Los beneficios en este aspecto pueden comenzar a percibirse después de 2 a 3 meses de consumo regular.
Es importante tener en cuenta que los beneficios de la leche de quinoa pueden variar de una persona a otra y dependen de factores individuales, como la edad, el estilo de vida y la presencia de condiciones de salud preexistentes. Además, para obtener resultados óptimos, se recomienda consumir la leche de quinoa como parte de una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable en general.
Referencias:
Mäkinen, O. E., Wanhalinna, V., Zannini, E., & Arendt, E. K. (2015). Foods for Special Dietary Needs: Non-dairy Plant-based Milk Substitutes and Fermented Dairy-type Products. Critical Reviews in Food Science and Nutrition, 56(3), 339-349. https://doi.org/10.1080/10408398.2012.761950
Repo-Carrasco-Valencia, R., Hellström, J. K., Pihlava, J. M., & Mattila, P. H. (2010). Flavonoids and other phenolic compounds in Andean indigenous grains: Quinoa (Chenopodium quinoa), kañiwa (Chenopodium pallidicaule) and kiwicha (Amaranthus caudatus). Food Chemistry, 120(1), 128-133. https://doi.org/10.1016/j.foodchem.2009.09.087
Vega-Gálvez, A., Miranda, M., Vergara, J., Uribe, E., Puente, L., & Martínez, E. A. (2010). Nutrition facts and functional potential of quinoa (Chenopodium quinoa willd.), an ancient Andean grain: a review. Journal of the Science of Food and Agriculture, 90(15), 2541-2547. https://doi.org/10.1002/jsfa.4158
